martes, 2 de octubre de 2007

Luz




Podría dejar flotando en la sala
Como quien no quiere la cosa
Miles de versos con sabor a miel y a rosas
Pero ¿quién quiere ser una flor fugaz
Solo para estrellarse contra una irrealidad?

Saco mi voz de un poco más adentro
Apretando siempre un poco más
Hurgando más aún en el poso de mi herida
Dejando siempre un amargo retazo de negrura

Parece que no pero duele
Y en medio de ese dolor
Mira tú, me aflora una extraña sonrisa
Porque amo lo que me escuece
Porque disfruto con lo que me cuesta.

Y amo la bendición frágil de mi cuerpo
Tan perfecta, tan débilmente volátil,
Una creación llena de mil vidas calladas
Mirando el suelo que pisan y quemando sus sonrisas.

¿Es la luz el camino?
¿Es la luz, la barata luz,
el esperpento de color gratuito,
el camino de mis ojos?
¿No era la luz el invento favorito
del hombre aterrado y acongojado
ante la basta soledad del mundo vivo?

Miro en mi interior,
Nada de metáforas espirituales
Mi puto interior,
Mis vísceras rugientes y sanguinolentas,
Su vida fluye como un volcán en la oscuridad

Y no me engaño más,
Ni quiero endulzar estúpidamente mi camino
Estoy ciego perdido por el mundo,
Y soy como la vida, me callo y en silencio escucho
Vivo, siento, pienso,
Ya está.

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