lunes, 12 de noviembre de 2007

Cobaya triste


Soy una cobaya triste
Envuelta en un invierno
Antiguo, mohoso, deshonroso
El mundo me cae encima con estruendo
Y siento en la tarde
Las miradas pasmadas de la gente que pasa

Soy una cobaya triste
Con una mano sobre su cabeza
Probando que dolor queda
Que sentimiento terrible me falta
Para estallar mi corazón en mil pedazos
Que quemazón no ha ardido todavía
Como una tarde de azufre
Sobre mi pecho triste
Sobre mi pecho de cobaya triste.

Soy una cobaya triste
Perforada por las agujas
Que se enerban con los hilos
Que me sujetan a una mano inconsciente
Como de niño cruel pero inocente
Que me llevan, que me yerguen
Que me destrozan por dentro
Que me reducen a la nada
Que me matan.

¿Qué queda por probar?
¿Qué dolor queda por experimentar?
¿Qué otra sumisión puedo vivir?

Un día, cortaré los cables
Que firmemente me sujetan a mi agonía
Y esta cobaya triste será demasiado grande
Y las manos enguantadas de latex
Que me desollaban indiferentes
estarán vacías de preguntas
Y el peso del mundo estará entonces bajo mío,
Y/o sobre su fría cabeza.

Y ya no seré una cobaya triste
Seré otra cosa
Porque eso es lo que quiero
(sí, ¿no?)
aunque amo el dolor
de esas manos aniquilándome
aunque amo el color violáceo
de mi rostro ahogado
bajo sus dedos...

Seré otra cosa,
Ya no una cobaya triste
Quizás una cobaya muerta...
Otra cosa.

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